Un recorrido por el Mercado de los Ponchos de Otavalo

 

Un recorrido por el Mercado de los Ponchos de Otavalo

Era un sábado 14 de noviembre de 2020, hacía mucho frío en El Mercado de los Ponchos de Otavalo. Se sentía una brisa bien helada, de esas que te retuercen los huesos, advirtiéndote de que pronto se aproximará un aguacero. Las calles, estaban llenas de vendedores, cada uno ofreciendo todo tipo de artesanías, desde los tradicionales ponchos coloridos tejidos a mano, instrumentos artísticos como son: charangos y rondadores incluso hasta la venta de dulces tradicionales.

A lo largo de la calle, se observaban los improvisados puestos de venta de comida callejera , de donde se desprendían irresistibles aromas. Caseritas con canastas ofrecían la tradicional fritada de color dorado, otra en medio de la calle vendía la irresistible salchipapa que solo al verla se te hacía agua la boca. Y en una mesa pequeña dentro de una bandeja, una tercera caserita ofrecía el majar de manjares, desde luego, esa tan apreciada espumilla. Ese postre delicioso que tiene apariencia de helado, pero no lo es y que suele ser acompañado con una salsa de mora y grajeas. 

Dentro del bullicioso Mercado de los Ponchos, los sentidos son abrumados por una variedad sin fin de productos. Desde chucherías hasta réplicas chinas de zapatos Adidas, el mercado ofrece de todo. Entre inciensos, mochilas y antigüedades, destacan las famosas piedras de moler, los duendes de peluche y una amplia gama de objetos diversos.

Más allá de esta área de artesanías, se extiende otra sección del mercado, donde mujeres indígenas venden plantas medicinales y productos agrícolas frescos. En estos puestos, se pueden encontrar choclo desgranado, habas, frijoles y alverjas, presentados en cuencos de plástico, creando un festín colorido para los sentidos. Además, se pueden adquirir frutas y verduras de todas las regiones del Ecuador, como cocos, sandías y mucho más. 

Avanzando por una de las calles, se observan algunos puestos de carne: pollos desplumados, los célebres cerdos colgados, y los imprescindibles huevos de campo, cada uno meticulosamente etiquetado con su precio. Pero lo que verdaderamente cautiva son las tradicionales invitaciones de los vendedores. ¡Que desea, amiguita! ¿Qué se le antoja hoy? Tenemos pollo de campo fresquito y carne sabrosa. Son algunas de esas frases tan familiares que resuenan en cada rincón de nuestros mercados, haciendo que cada visita se sienta como una experiencia única.

Pasando el murmullo de los miles vendedores. Unos pasos más allá se encuentra el último rincón del mercado quizá es uno de los mejores, dentro de el hay una cantidad de  puestos de comida, donde las personas se dan un gustito. Platos típicos como, el caldo de gallina , el seco de pollo y las  empandas de viento.

De pronto al finalizar el recorrido el cielo se puso obscuro , lo que era una brisa  helada se convirtió en una tempestad. Inmediatamente, los vendedores de los diferentes puestos empezaron a recoger su mercancía para irse, otros se quedaron y pusieron plásticos encima de sus puestos. Después, de una hora  de un tremendo  aguacero, los comerciantes  en cuestión de minutos quitaron los plásticos que habían puesto y aparentemente todo volvió a la normalidad. 

Hay muchas cosas que decir no solamente del mercado de los Ponchos en Otavalo sino de los que se encuentran en todo el Ecuador.  Los mercados forman parte de la identidad histórica de un país, ya que dentro de ellos se encuentran sabores, tradiciones y culturas, en un solo rincón.




 


 








 

 

 

 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Trabajadoras sexuales trans en la era del COVID-19: desvelando la realidad invisible

Todas las caras de Francisco Contreras

One day in Buenos Aires